viernes, 18 de enero de 2008

Yo no soy esclavo de nadie

De la piel para adentro empieza mi exclusiva jurisdicción. Elijo yo aquello que pueda o no cruzar esa frontera. Soy un Estado soberano, y las lindes de mi piel me resultan mucho más sagradas que los confines políticos de cualquier país.

Estas palabras de un autor anónimo de seguro interpretan a este economista sesentón, flaco y rápido con la palabra, que no ha tenido empacho para llevar su liberalismo al extremo de uno de los terrenos más "políticamente incorrectos" en nuestro país: postular la legalización de todas las drogas. Ni siquiera lo ha trabado el ser decano de Ingeniería Comercial de la Universidad Finis Terrae, lo suyo es puro liberalismo, económico y filosófico. -En primer año de economía, y en la tercera clase, te enseñan que cuando un mercado deja de ser libre, surge uno paralelo, que es negro, mafioso, siniestro. Ahí mismo aparecen los traficantes, lo que genera una situación que vuelve inútil cualquier acción represiva. La lucha contra la droga centrada en la prohibición y en la persecución ha fracasado por eso, y seguirá haciéndolo. Hay al menos cinco premios Nobel en Economía que sostienen lo mismo que yo, incluido Milton Friedman, James Buchanan y Gary Becker.

Acá en Chile, todos los economistas lo saben, pero no hay ni uno que se atreva a decirlo, porque la pelotudez colectiva nos lleva a imitar todo lo que hace Estados Unidos. Barden fuma como chino y reconoce que es adicto a la nicotina, "aunque nadie me persigue por ello". Y recuerda las desastrosas consecuencias de la Ley Seca en Estados Unidos. "Tal como entonces la gente se envenenaba tomando los más espúreos bebedizos artesanales, hoy los patios de las universidades están lleno de cabros fumando pitos de la peor clase, absolutamente tóxicos", reflexiona. Y analiza "la tozudez de los gringos": -La lucha contra la droga ha sido un fracaso estrepitoso, pero ellos no cejan y ahora están invadiendo Colombia con miles de marines disfrazados de expertos, que luego entrarán a Brasil, Venezuela, Ecuador, Perú, con el pretexto de combatir a los narcos, con lo que terminarán por convertir a Sudamérica en un segundo Vietnam.

El economista propone actuar sobre la demanda. Es decir, convencer a la gente de que no se drogue, porque les hace daño. Ahícada uno verá, porque aquí viene su segundo gran argumento: el filosófico. "Ningún gobierno tiene derecho a decirme qué puedo o no puedo meterme en el cuerpo. Eso es para pueblos de esclavos y yo no soy esclavo de nadie. Eso es liberalismo".

Fuente : Revista El Sabado - Diaio El Mercurio - 4/11/2000

sábado, 12 de enero de 2008

En Chile existe aversión al trabajo y advierto que no produce cáncer

El economista cree que ya no se considera al esfuerzo como una escuela de la vida

El polémico profesional advierte que es una falacia pensar que entre más se trabaja, “se le quita tiempo a la familia”.


Lino Solís de Ovando G.

A Álvaro Bardón Muñoz le duele la cabeza. El ex ministro del régimen militar y ex presidente del Banco Central, telefónicamente dice estar "mal, súper mal... por culpa mía". Ya en persona, explica que no se trata de algún cargo de conciencia o arrepentimiento histórico, sino una cotidiana y banal sinusitis, esas que los hombres de pensamiento no saben manejar.

A pesar de la inflamación en los senos del cráneo, que a Bardón le hacen llevarse la palma de su mano varias veces hasta la frente, se da el tiempo para hablar de lo que está "allá afuera", los temas que están en boca de los políticos, de las autoridades, porque la vehemencia de Bardón puede con mucho más que una simple sinusitis.

Para Bardón, maniático fumador de 62 años, aumentar el IVA o los impuestos específicos (pisco, cerveza, vino, diésel, cigarrillos, etcétera) "es un tontera. Siempre se inventan razones para aumentar el gasto público. No falta a quién ayudar. Al niñito, a las viejas gordas y a los otros, y todos deben decir (se pone a actuar Bardón) sí, claro, pero tenemos que financiarnos. ¿Subiendo los impuestos? Ya poh, subamos los impuestos. Eso es una mala práctica, porque es una forma de robo de libertad y esfuerzo de la gente. A la larga, está súper probado que si usted aumenta los impuestos, la tasa de crecimiento de la economía no sube".

"Subir los impuestos tiene raíces en la Edad Media, en el tiempo de los señores feudales. Y consiste en pensar que la gente es tonta. Y como es tonta, hay que protegerla. Pero Dios no está, entonces debe ser el Estado. Los planes sociales son un mito, por su ineficacia", agrega.


-La gente no siempre siente que hay beneficios reales a partir de las cifras macroeconómicas.


-Eso no es cierto. De inmediato hay mejor calidad de vida. Si una economía crece, habrá emprendedores de todos los ámbitos que darán empleo, tienen proyectos. Por ende, dan salario... Y esa es la historia del desarrollo capitalista desde 1700.


-Desarrollo capitalista que tiene efectos negativos para muchos siquiatras y filósofos, debido a una peor calidad de la vida. Es cosa de ver los niveles de depresión, y cuando surge la denominación.


-¡El peor estrés es estar pobre y sin pega! ¡Te lo firmo! No hay otra forma de organización exitosa, que no sea el capitalismo.


-¿A qué se debe que los trabajadores chilenos deban tomar tantas licencias por enfermedades mentales?


-Porque antes, esa misma gente, estaba en el campo y no sabía qué era un hospital y vegetaban y morían jóvenes. Con la llegada del progreso, se movieron del campo a la ciudad y comenzaron a conocer a los doctores, las enfermedades... ¡La depresión antes era el mal de ojo!


-¿Merecen una siesta los trabajadores? ¿Se debe legislar?


-Es una tontería que se legisle ese tema. Esas son las típicas cosas que no se legislan. Si alguien necesita dormir 10 minutos, lo puede hacer. Pero todos parten sobre la base de que el dueño del capital anda a caballo, con una espada y un látigo. Entonces, si el gallo se queda dormido no lo puede hacer. A lo mejor en los inicios del capitalismo había eso.


-Señor Bardón, la Dirección del Trabajo está llena de reclamos contra empleadores. Démosles el crédito a algunos de ellos.


-Bueno, es que el trabajador no tiene que ser tan pelotudo para seguir trabajando con ese empleador.


-Pero...


-(interrumpe e imita a un ser oligofrénico)... Pero qué va a decir la leyenda, el mito tradicional: no se puede cambiar, porque si se cambia, no va a encontrar pega. Si no encuentra un nuevo empleo, es porque el gobierno está funcionando mal, con sus políticas macroeconómicas.


-¿Qué le parece el sueldo mínimo?


-Está muy alto... ¡No debería haber salario mínimo! Si estamos frente a un inválido, que es capaz sólo de atornillar cuatro pernos al día, yo soy partidario de que se paguen 30 lucas. Hoy a esa persona la ley le prohíbe trabajar. Eso es muy injusto.


-¿Hay aversión al trabajo?


-El trabajo educa a la gente, le enseña valores. Es una gran escuela. Es como se decía antes: la escuela de la vida. En Chile existe aversión al trabajo y advierto que no produce cáncer. ¡No hay que trabajar más de ocho horas al día! ¡No hay que trabajar más de cinco días a la semana! ¿Trabajar los fines de semana? ¡Ni cagando! Porque eso es abandonar a la familia. ¡¿De dónde han sacado esa ridiculez?! Es un cuento pensar que las horas que se dejan de trabajar, son destinadas a la familia.


-¿Dónde van?


-Cuando no trabajan, los hombres van al hipódromo, al fútbol, a ver otra galla, a los topless, a conversar con los amigos; no sé, hacen lo que se les ocurre.

sábado, 5 de enero de 2008

Fumar, nuevo crimen en Chile

Lo natural es que los dueños de centros comerciales y restaurantes ofrezcan sus servicios, con o sin humo, y que las personas elijan. Si no les gusta que fumen, se van al local del lado.

La manera correcta y respetuosa de combatir el tabaquismo es la información veraz, la educación familiar, las campañas inteligentes de salud y todo lo que sirva a la gente para que tome libremente sus decisiones. Las medidas de fuerza, como las aprobadas por los socialistas de todos los partidos, son totalitarias, costosas, corruptoras, antiemprendimiento, pro crimen e ineficaces. Ningún político tiene derecho a reprimir a los ciudadanos y menos porque fumen. Es algo propio de dictaduras y no de sociedades respetuosas con las personas. ¿Vamos a prohibir el huevo con tocino o jamón por sus efectos perniciosos para la salud? El neosocialismo, me imagino, no consistirá en llegar a tarjetas de racionamiento que fijen la dieta para la buena salud.

Con los niños y jóvenes lo que sirve es la formación y no el prohibicionismo que es más bien una invitación a ser adultos prematuros, violándolo.

Muchos pequeños negocios, como restaurantes o sitios nocturnos, van a quebrar por estar situados en centros comerciales o porque se les exigen inversiones no financiables. El grande, cero problema; el que paga el pato, como siempre, es el chico.

El control de estas leyes inútiles requiere inspectores y carabineros. Para financiar los primeros, nos subirán los impuestos. Si usan los segundos, éstos tendrán que dejar de perseguir a los verdaderos delincuentes, aumentando el crimen, lo que ya ocurre, en parte, porque se dedican a otro delito inventado, como es el ligado a las drogas, las que, por milenios, convivieron sin problemas con los seres humanos. Si todas estas inutilidades se suprimieran, se reduciría la delincuencia, como ocurrió cuando se derogó la ley seca que prohibía el consumo de licor.

Las prohibiciones de venta de tabaco cerca de los colegios se burlarán y surgirán arreglos corruptores con los inspectores. Es un clásico, pero no por nuestros inteligentes políticos, quienes tampoco ven que la prohibición de vender cigarrillos sueltos castiga a los más pobres. Muchos pequeños empresarios pasarán a la clandestinidad, que es lo típico del exceso de regulaciones.

Lo natural es que los dueños de centros comerciales y restaurantes ofrezcan sus servicios, con o sin humo, y que las personas elijan. Si no les gusta que fumen, se van al local del lado. Y en relación con los acompañantes menores, eso es asunto de los padres.

En mi colegio de curas conservadores había un rincón del patio donde los adultos no se metían. Era el lugar, junto con los baños, donde unos pocos fumaban. ¿Habría que facultar a los carabineros para que irrumpan en los baños? Era como en la universidad, donde el concesionario del casino vendía licor, pero sólo a los iniciados y dirigentes.

Muchos espectáculos se resentirán por la desaparición de los auspicios tabacaleros. ¿Y quién pagará? Bueno, los que gustan del deporte y de la cultura.

El costo de estas leyes inútiles debiera descontarse de los sueldos de los parlamentarios y, muy especial, de los médicos, que –como me decía uno de ellos– piensan con el corazón y no con la cabeza. Y cuando estas leyes fracasen, espero que no propongan la pena de muerte para los fumadores.
Nuestra tendencia a regularlo todo termina con la libertad, el desarrollo y reduce el ingreso, en especial de los pobres. Lo del tabaco es sólo un paso más, que sigue a la represión educacional, comercial, ambiental, de la salud, del emprendimiento, de la construcción, del transporte y de cuanto hay.

Bardón no piensa bajar de 30 puchos al día

Reportaje en La Cuarta.

"Un huevoncito del Parlamento no puede restringir mi derecho", pitea economista

¿ANARKOLIBERAL?. A Bardón le cargan las leyes, porque sólo restringen las libertades individuales dice. Relajado el hombre.

En una semana comenzarán a regir algunas de las nuevas normas que regulan el consumo y la publicidad del tabaco, que entre otras funcias prohíbe fumar en un montón de lugares compartidos, obliga a los restoranes a separar ambientes y dispone que la mitad de la cajetilla loree sobre los males que acarrea el pucho.

El economista Álvaro Bardón fumando espera que parta la ley que califica de "aweonada" y "totalitaria", porque cree que no cumplirá ninguno de sus objetivos.

Ex capi del Banco Central durante el gobierno de Pinochet, es un ultraliberal famoso por no tener ni un miserable pelo en la lengua, recomendar la despenalización de las drogas y encender su ventilador cada vez que en una grabadora se aprieta play. Así lo hicimos y opinó "que las leyes antitabaco son bien inútiles, tienen más costos que los beneficios. Esas legislaciones requieren controles, entonces con mis impuestos y los tuyos van a contratar a unos giles pa' que anden persiguiendo a la gente de trabajo a ver si fuma".

Confiesa que echa humo desde los 15 años y se zampa en promedio unos 30 cilindros nicotinosos al día, pero dice que es su problema, "porque nos crearon libres y no puede venir un huevoncito del Parlamento a restringir tus derechos".

Para Bardón la solución que podría desincentivar a las chimeneas con patas como él es la educación, porque la gente desde chica tendría conciencia de lo peludo que es fumar.

"DIOS DIJO"

Como don Pucho se peina con los fríos números, le preguntamos por qué en Chilito hay gente que nada en billetes mientras la gran mayoría anda a patás con las lauchas. Bardón considera que "la desigualdad en el ingreso tiene mucho que ver con la Ley Laboral que genera una enorme inactividad y desempleo por el exceso de regulaciones que limitan el emprendimiento. Si, por ejemplo, en Chile quieres salir a taxear, no puedes. Si tienes ese tipo de leyes no es raro que la gallada esté pobre si no la dejan salir a vender tortillas".


-¿Por eso está en contra del salario mínimo?

- El salario mínimo legal genera desempleo entre la gente pobre. Si pones un salario mínimo de 120 mil pesos y llega un curadito acá y me ofrece barrer la vereda por 5 lucas, yo no podría aceptar. Eso está prohibido. Es un desastre.


- Dios creó al hombre libre y le dijo "tienes que ganarte el pan con el sudor de tu frente", y para eso tienes a tu disposición los recursos naturales. El problema tuyo es aprovecharlos. Si te quieres ir al cielo tienes que ejercer tu libertad con responsabilidad. Ése es el mensaje de la Biblia que olvidó la mitad de los curas.

- ¡Glup!

- Yo les enseñaría a los cabros chicos que Dios los creó libres para todo.