jueves, 30 de agosto de 2007

Todos sabemos que la gallada fuma marihuana, pero escondida

Entrevista en Las Ultimas Noticias

Profesor de la Universidad Finis Terrae considera que fumarse un “pito”, un cigarrillo o tomar café es lo mismo.

El economista y profesor de la Universidad Finis Terrae Álvaro Bardón se queja, con ironía, de que cada vez que repite su idea de legalizar la marihuana, recibe una avalancha de recriminaciones.

“Cuando uno hace declaraciones de este tipo, son puros costos. Creen que uno anda promoviendo una pernición social colectiva”, argumenta.

Por estos días, sus planteamientos sobre el tema se insertan plenamente dentro de la contingencia, luego de que el cantante Quique Neira fumara algo muy parecido a un pito de cannabis sativa en el escenario del Festival de La Serena. “Para mí es lo mismo que haya sido tabaco o marihuana, ambos son drogas. La única diferencia es que uno es legal y la otra no”.

-¿Le parece una provocación o le resulta indiferente?
-La gente lo fue a ver y si no le molesta que fume, no hay ningún problema. El café, el alcohol y el tabaco son lo mismo, con la única diferencia de que a los norteamericanos a principios del siglo XX se les ocurrió prohibir la droga, así como prohibieron el trago.

-De todas formas hubo molestia.
-Si su público le acepta eso, no hay problema. Ahora, aparentemente la gente ha desarrollado cada vez más repudio frente a los que fuman.

-Los fumadores están arrinconados.
-La gente tiene libertad para hacer lo que quiera mientras no afecte la libertad de los otros. Si en el patio de una universidad la comunidad cree que fumar no molesta a los demás, se puede fumar.

-¿En su universidad los alumnos fuman pitos?
-No, no, si la marihuana en este país está prohibida dentro o fuera de la universidad. Todos sabemos que la gallada fuma, pero escondida.

-¿Es inútil prohibirla?
-Se cree que como está prohibida, no hay drogadicción, pero eso es una boludez. Los políticos e intelectuales se hacen los lesos, pero la prohibición del consumo de drogas no funciona.

-¿Qué tendría que pasar para abrir el debate en Chile? ¿Más Quiques Neiras?
-En la medida que la gente los tome bien, estos actos pueden favorecer una buena discusión. Y eso sería positivo, porque estos temas hay que conversarlos. Además, los políticos y los medios de comunicación deberían estar más dispuestos a debatir el tema.

-A todo esto, ¿usted ha fumado o fuma marihuana?
-Nunca he probado drogas ilegales. Antes tomaba, pero ahora me hace mal. Fumo, pero no en clases, desde que una vez una alumna me lo pidió. La gente cree que yo hablo de estos temas porque ando drogado. Ésas son tonteras.

domingo, 26 de agosto de 2007

Droga: ¿guerra o humanismo?

La guerra contra la droga fracasa porque la represión de los mercados no funciona. ¿No se acuerda de las colas de los países comunistas? Si se fija un precio o se prohíbe la producción, el consumo, la entrega de insumos, el comercio o el uso del dinero mal habido, aparecen de inmediato mercados negros, muy eficientes, y los delincuentes ganan fortunas con las que pagan ejércitos de vendedores, financian políticos, compran jueces, banqueros y policías, apoyan guerrilleros. Pueden destruir países, como Colombia, y hasta subcontinentes, como podría ocurrir con Sudamérica.

Si se trata de reducir la drogadicción, se debe convencer a la gente de que no consuma, en el colegio, los hogares y el trabajo. Y a los viciosos se trata de mejorarlos y no de perseguirlos, echándolos de colegios y trabajos o metiéndolos a la cárcel.

No se debe repetir el fracaso de la prohibición. La clandestinidad mata más gente que la droga misma, por la mala calidad, los aditivos, las peleas por abastecerse y por los territorios, los crímenes por dinero, la delación y las malas estadísticas que confunden. Además, la policía, dedicada a las drogas, deja de atender los delitos clásicos, asaltos, robos, asesinatos. ¿No estará pasando esto en Chile?

El dinero estatal, que nos sacan por la fuerza, se desvía a policías, jueces, cárceles, Consejos de Defensa del Estado y especialistas financieros, que tienen que pillar a contables, banqueros, financistas y abogados que de tontos no tienen un pelo. Dicho dinero sería mejor aprovechado en información, prevención, educación, fortalecimiento de la pareja, el Hogar de Cristo o centros de rehabilitación.

En las cárceles chilenas no hay peces gordos lavadores o traficantes. Hay, en cambio, madres pobres que abandonan a los hijos, jóvenes mal educados a quienes se les arruina su vida y, claro, uno que otro delincuente verdadero, de esos que roban y asesinan. Como dice el profesor Peterman, "este chancho está mal pelado".

En vez de copiar el fracaso norteamericano, que por lo demás comienza a revisarse, sería mejor aprender de los holandeses, que han controlado el consumo de drogas duras y bajado el Sida. Los enormes recursos estatales deben dirigirse a la prevención y a la salud. La drogadicción es un tema de salud, privada y pública, y no policial, criminal o de jueces. Los funcionarios de esta guerra no tienen incentivos para ganarla, porque perderían el trabajo, y sólo les convienen ciertos decomisos y algunos presos menores. Son, finalmente, seres humanos, al igual que sus jefes y agentes políticos, que aparecen en la televisión cada vez que logran algo. Ya casi no salen.

¿Por qué el gobierno no explica la lógica de la guerra contra el narcotráfico? No ha reducido el consumo, las mafias y la corrupción crecen y nos sacan más plata, al mismo tiempo que aumentan la burocracia y el crimen tradicional. Sobre la vergüenza moral de que los funcionarios nos digan qué consumir, nos trajinen cuentas corrientes y operaciones comerciales y nos violen la propiedad privada, mejor ni hablar, ya que interesan poco en esta parte del mundo.

Antes de que terminemos todos en la ruina y presos en las cárceles, que ahora habrá que privatizar para que quepamos, sería bueno pensar en la opción humanista de tratar a los enfermos como personas.

Álvaro Bardón

martes, 21 de agosto de 2007

Carta abierta a María Luisa Velasco




Esta semana fue dejada en libertad bajo fianza María Luisa Velasco (71), quien fue detenida el 14 de febrero, por tener en su casa del barrio San Damián, en Las Condes, 44 matas de marihuana y un kilo de esa droga procesada. Sus familiares aseguran que era para consumo privado. Un reconocido partidario de la legalización de la cannabis, el economista Álvaro Bardón -"Chicago Boy" y ex presidente del Banco Central-, decidió entrar al debate, enviándole esta carta a Velasco.

Sra. María Luisa:

Lo que a usted le ha ocurrido es nada más que el duro reflejo de la política represiva sobre los derechos personales que crecientemente se ha puesto en marcha en este país. Considerando que es ciudadana mayor de edad, ningún político o poder estatal tiene derecho a decirle a usted lo que puede o no puede consumir.

Más aún cuando se trata de una represión que impide curar males y enfermedades de las personas, empleando métodos que se vienen usando desde hace 3 mil años. Después que han acompañado a los seres humanos desde siempre, sin ningún problema, en el siglo XXI se les ocurre reprimir el consumo de las drogas que tienen efectos médicos positivos.

Siguiendo con estos criterios represivos, la Santa Misa, que se hace con vino, sólo por citar una práctica, también debería ser censurada en Occidente.

El prohibicionismo ha sido un fracaso en todo el mundo, al igual que lo que llaman "la guerra contra el narcotráfico". Nosotros, los chilenos sin imaginación, nos hemos limitado a copiar las tonteras que hacen los norteamericanos y ahora vamos a tener que duplicar las cárceles después de la última reforma a la ley de drogas para poner en ellas a madres de poblaciones de bajos ingresos y a jóvenes a los que vamos a liquidar su vida.

En EEUU, ya hay diez estados que han aceptado el uso de la marihuana con fines terapéuticos, tal como ocurre en países europeos. Hasta ahora no hemos sido capaces de imitar el ejemplo de los holandeses, los únicos que han tenido algún éxito en la materia. Cuando la mitad más uno de los estados del país del norte hayan aceptado esto, entonces recién ahí nosotros copiaremos.

Los diversos gobernantes nos han dicho que no tenemos problemas al respecto y que vamos progresando: eso es una soberana mentira. A nosotros nos está ocurriendo lo mismo que siempre sucede cuando se reprime la libre conducta de los adultos.

Si uno lo piensa con calma, la gente que por su edad sufre diversos males debiera tener completa libertad para vivir el resto de sus días de buena manera y no sometido a la arbitrariedad de políticos, médicos y expertos que no entienden que la esencia de la democracia es la libertad de las personas.

María Luisa: usted es un ejemplo de la línea que se debe seguir en esta materia en Chile.

He de esperar que las molestias que ha sufrido sirvan para que nuestros políticos piensen con la cabeza y no con el intestino u otras presas.

Estimada María Luisa, la voy a invitar a que presentemos un proyecto en que nosotros, los mayores de 60 años o los jubilados, tengamos completo derecho a hacer lo que se nos ocurra con nuestras vidas.

Álvaro Bardón