martes, 17 de junio de 2008

Central debió ajustar la tasa hace dos años

Entrevista en Estrategia, 16 de junio de 2008


El economista de la Universidad Finis Terrae y ex titular del Banco Central advierte que la actual política fiscal “está afectando cada vez más al sector privado que es el que invierte, emplea y genera el progreso.”



¿Qué opinión le merece el fuerte aumento de 50 puntos base a 6,75% en la tasa de instancia dispuesto el martes pasado por el Banco Central?
Me parece que la autoridad monetaria había desestimado las presiones inflacionarias de gasto, y en algún momento tenía que adoptar una determinación más enérgica. La verdad es que debió haber actuado hace dos años atrás; hay un tremendo rezago.


¿Qué consecuencias podría traer este ajuste en los tipos?
Seguramente producirá un pequeño frenazo en las ventas y con ello se resentirá el Producto; es decir, para que tenga un efecto sobre la inflación el ajuste ineludiblemente significará un costo para el crecimiento; rebajando el rango estimado de 4%-5% a 3%-4%.


Hay quienes plantean alternativas para frenar el IPC sin afectar el PIB.
Hace tiempo que dejé de creer en los milagros; para acotar la inflación es indispensable afectar el gasto.


¿Pero no le parece que las presiones vienen más por el lado de la oferta?
Claro que hay presiones de oferta, pero no se puede desconocer el exceso de gasto, y la forma de apretarlo es a través de una tasa más restrictiva.


¿No había opción, entonces?
Sí la había: se debió atacar este problema mucho antes. Hace un par de años se debieron aplicar las correcciones, pero no ocurrió por las ya consabidas presiones del Gobierno: siempre ha sido igual.


¿A qué se refiere?
El Gobierno, a través de sus ministros y de la prensa, presionan para que el Central no se ponga mañoso, para que modere su política monetaria; y en su momento se dejó de elevar los tipos apropiadamente cuando se notaba claramente que vendrían problemas por el fuerte incremento de la demanda.



“EL GRAN GASTADOR”

¿Hacienda tiene responsabilidad en este plano?
Esa cartera ha colaborado como nunca con el gasto. El actual ministro (Andrés Velasco) se está configurando como un gran gastador, contrario a la fama que tiene y a lo que el Gobierno debiera hacer para que en Chile no quede el descalabro. Estimo que el test de verdad será cuando resuelva si restringirá o no el desembolso público.


¿Cree posible que ello ocurra en tiempos electorales?
Cuando uno ve que empiezan a subir mucho la tasa de interés, y siendo mal pensado, percibo que no tienen intención de acotar el gasto, sino más bien ajustar el desembolso privado. Mientras tanto, habría que ver si no hay por ahí algunos gastos ocultos.


¿En qué sentido?
El Ejecutivo siempre puede manejar gastos disfrazados y uno ve cómo diariamente se desembolsan más recursos: la actual administración cree que gobernar es gastar. El ministro Velasco es una persona bien intencionada y, en general no lo hace mal, pero en este tema me parece que “se le han soltado las trenzas”.



DOGMA SOCIALISTA

Usted sugiere reducir el gasto público, pero ¿qué hacer con la carga tributaria?

Hay que bajar los impuestos de todas formas.


Específicamente, ¿qué tributos consideraría reducir o eliminar?

Me parece que si se hubiera reunido a un millón de economistas del mundo para que inventaran un impuesto estúpido, darían con el de timbre y estampillas; es un gravamen al crédito, directo al crecimiento. Se evaluó eliminarlo bajo el Gobierno Militar, porque entonces había economistas que pensaban.

¿Y qué hacer con el impuesto específico a los combustibles?
Hay que eliminarlo.


Es un tributo que se creó en el Gobierno Militar.
Alguien podría decir que “hay que terminar con algunos enclaves del Régimen Militar”.


Respecto al IVA, usted también ha sido partidario de reducirlo.
Evidentemente. Hay que rebajarlo a un 15%. Para que nos entendamos: si se siguen aumentando los impuestos, se está afectando cada vez más al sector privado que es el que invierte, emplea y genera el progreso. Si se pretende crecer hay que disminuir los tributos; el problema es que un socialista no se convencerá nunca de esto.


¿Por qué lo piensa?
Porque el socialismo es una religión y el Estado es su Dios a quién hay que rendirle homenajes. Su manera de adorar al Gobierno es a través del dinero, de los impuestos. Aunque estén guardando la recaudación fiscal no sé para qué, lo que les importa es rendir pleitesía. Estoy convencido de que es un concepto que no van a cambiar nunca.

1 comentario: